Algunas veces, al amanecer, cuando no sabemos con certeza si estamos dormidos o despiertos, o al atardecer, cuando las sombras y brumas nos hacen dudar de nuestros sentidos, adivinamos invisibles presencias, susurros, risas contenidas, aleteos y hasta es posible que roce nuestras mejillas algo que no somos capaces de definir. Son los Ángeles que vienen y van, escuchando nuestros secretos y susurrándonos melodías.
Si tal vez los perdimos por la prisa y el apuro de vivir, siempre nos quedan los llamadores de Ángeles. Dice una antigua leyenda que cuando una mujer está embarazada el tintineo del cáscabel que guarda en su interior hace sentir seguro al bebé.
Me encantan los llamadores de Ángeles, tengo este preparado como muchas otras cosas sin habéroslo enseñado, está hecho con facetadas color plata y bolas de swarovsky de tamaño mayor a 4 mm no sé si el tamaño es ahora mismo 5 o 6 mm, pero vamos el siguiente a 4 mm, tiene de base las facetadas como cuando bordas los anillos, las rocallas son plata, dentro le metí dos cascabeles de una pulsera de los chinos y si lo agitas tintinea, le puse una tira de antelina morada (no podía ser otro color, estoy monotema con el morado) si me apetece más corto me lo anudo y detrás del pelo no se ve.
Que poco agradecido es el swarovski cuando lo fotografías, con lo que brilla y lo bonito que es no le hace justicia la foto.
Una bonita historia que no había oído nunca, sin lugar a dudas un bonito colgante. Besicos!!!
ResponderEliminarGracias Cristina, me alegro que te guste. Besicos para tí también!!!
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